Ahora bien, para
desarrollar este procedimiento científico de la reconstrucción, la mente del
arqueólogo y también la del público necesitan datos, y estos datos son muy
variados, incluyendo los siguientes:
1. Los
testigos materiales capaces de describir lo que vieron
2. Las
imágenes que nos han quedado de lo que intentamos reconstruir
3. Los restos
materiales hallados en la propia excavación arqueológica
4. Los
paralelos o espacios análogos existentes en el mismo contexto cultural en el
que se inscribieron los hallazgos arqueológicos
5. Las reglas
o modelos teóricos que guiaron la construcción del conjunto ahora destruido y
objeto de estudio.
Ahora bien, para
experimentar fórmulas en la arqueología reconstructiva es evidente que el
método fundamental es el hipotético deductivo; la investigación toma como punto
de partida los problemas: ¿cómo era?, ¿cómo se protegían de la lluvia?, ¿tenía
envigado con postes o sin ellos?, ¿funcionaba tal elemento? Para resolverlos,
hay que inventar hipótesis que sirvan como si fueren intentos de solución. Una
vez formuladas, hay que comprobar las hipótesis. Estas hipótesis, si se prueban
o materializan, permiten extraer consecuencias.
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